Blogia
tresemes

En peligro de extinción

No soy una persona a la que le guste clasificar peyorativamente a la gente por sus ideas políticas; no soy de los que llaman “facha” a todo lo que huele a derechas, ni “rojo” a su antítesis. Dicho de forma breve y explícita me cago sistemáticamente en todo lo que huela a política, no es por esnobismo, tal vez sí lo fuera en sus inicios pero no ahora.

 

Cuando uno habla, debate, discute con personas sobre este tema se da cuenta de que vivimos en un país que por desgracia sigue arrastrando secuelas y rencores desde 1936. Sí, desde luego no he descubierto nada nuevo y cualquier sarcasmo al respecto sería excusable, pero es que esas secuelas se ven tristemente proyectadas en nuestros “líderes” y en no menor medida en la sociedad; una sociedad que no vota programas políticos, no vota porque crea que eso es lo mejor para el pueblo... mentira, sí que lo hace, pero dudo que los motivos sean los correctos.

 

 

 

 

Votamos el pasado, votamos quién nos habría gustado que ganara esa puñetera guerra:


-“Lo detesto, lo odio, no me gusta hacer esto.”

-“¿El qué?”

-“Pensar en los actuales partidos demócratas como una proyección de lo que hubo”.

-“Es lo que hay, incluso se anuncia en TV, cuando hay elecciones, a los socialistas los visten de rojo, y a los peperos de azul.”

-Pues también es verdad...


Como decía, votamos lo que votaban nuestros abuelos, lo que habrían elegido sus antepasados; es evidente que significarse siempre suele tener un carácter hereditario, pero joder, ¿tan evidente?.


Sí, se hacen leyes nuevas, se toman medidas más o menos acertadas, pero ¿Por qué siempre queda ese resquemor subyacente? (Y os lo digo a los dos ¿eh?)... supongo que es porque nos conocen más de lo que nos gustaría, mientras tratamos de salvar a España de las ordas masónicas o del Fuhrer muchos problemas bastante más importantes que jugar al Risk en las urnas se quedan sin resolver (no os aburriré con una lista que todos conocemos). Ellos lo saben y picamos el anzuelo. Yo confío en que ésto se arregle cuando puedan gobernarnos personas nacidas más acá de la posguerra, hay gente que no lo cree así, pero hay que confiar en el 10%.


Dicho esto damos paso a la presentación de un personaje que yo creía extinto, un tipo de ser que 30 años de “democracia” (entre comillas por la dichosa Ley D'Hont) deberían haber apaciguado, sino eliminado. Viene a ser un sujeto al que sí merece la pena llamar facha.


No entraré en detalles, pues el sueño aprieta a las cuatro a eme. Estabamos cenando tranquilamente en un restaurante de comida rápida cuando un hombretón gordo de unos 55 años muy mal cuidados o 65 apañaos ha aparecido de la nada y ha empezado a increpar a un par de amigos míos que estaban patinando junto a mí para matar el tiempo mientras esperaban ansiosos su “kebab”. “¡Buah!, otro viejo rollero que viene a decirnos que nos metamos nuestras monturas por el extremo de nuestro aparato excretor unidireccional”-pensé-, pero cuando empezó a gritar (ladrar sería más correcto pues no se le entendía la mitad de lo que farfullaba) que eramos escoria que sólo queríamos romper la armonía que había en la calle mi pensamiento tiró de freno de mano y dio un giro de 180º: “Que una persona te diga a gritos que alguien que está esperando su comida pretende romper la (ah aah aaaaah) armonía no es normal”.


A continuación voy a deleitar a mi público, que brilla por defecto, con algunas de las perlas del individuo y que convencerán a más de uno de lo dicho dos párrafos atrás: A=Amigo V=Viejo. ()=Comentario del blogger.



A: Oiga, que yo no estoy patinando, a mí no me grite.

V: Pues si no estás patinanto para qué te metes.

A: Y si usted no está patinando por qué se mete.

V: Yo me meto porque (sonidos guturales absolutamente ininteligibles).


“Sois tan miserables que no estáis ni con el ordenador, sólo tenéis eso (el patín).”

(¿Nuestro amigo tendrá F'log? ¿sabrá programar en C++ o Java? Porque os juro que no había escuchado un comentario tan friki en lustros. Que un tío de la edad de Fraga y con un evidente problema de sobrepeso te tire en cara que hagas deporte y que no pases tu triste vida ante un ordenador da que pensar).


“Vosotros qué sois, de los de Zapatero, que con cuatro ya 'probáis”.

(Impresionante, ya se asoma el Alien, sin que nos haya dejado abrir la boca ya empieza a darle a su monologo particular un terrible cariz político, a su monólogo y a nosotros, y todo porque tengo un patín apoyado en la mesa; por otra parte me he quedado un poco roto con su comentario sobre los 4 suspensos: “A ver cómo le explico a este pobre hombre que estoy en la universidad desde hace tres años...”)


“Cuándo se ha convertido esto en tanta miseria (la patada a la sintaxis castellana está citada tal cual), ¿qué queréis? ¿Convertir esto en vuestro ghetto para vuestras movidas?.”

(Por supuesto el término “miseria” estaba inexplicablemente ligado a la etiqueta de “rojos” que nos había puesto el nacionalista de motu propio, quien, a lo tonto a lo tonto, dominaba la jerga de una forma soberbia).


“No, yo pistola no, eso tus amigos, los de la ETA y todos esos, los nacionalistas (¿cómo tú?), que sois antisistema... si estáis todos pagaos”.

(La cuestión ya estaba adquiriendo un color siniestro, no sólo se había aventurado a hacer una descripción de enciclopedia, no por acertada sino por extensa, de unas personas a quienes ni conocía, sino que además las (me) estaba acusando de simpatizar con personajes que personalmente aborrezco. Tras mis frustados intentos de iniciar algo que se pudiera asemejar a una conversación con este infraser he optado por asentir cáusticamente a todo lo que decía.)


“Me daría vergüenza ser vosotros.”

(No le culpo, a mí me daría vergüenza ser su hijo.)


La recopilación va a acabar aquí para dar paso a una descripción más acertada de la situación, la cual es dificil de explicar sin incoherencias en un medio escrito. El hombre no paraba de salivar cada vez que abría la boca, consumido por una rabia y un odio inexplicables. Una mezcla de bilis y babas se precipitaba periódicamente desde sus dientes por lo que no paraba de limpiarse de una forma totalmente repulsiva la comisura de los labios; la gente se agolpaba alrededor del escenario, los que estaban dentro de los restaurantes se reían, no sin razón, del injustificable número que estaba montando Mr. F, los que estaban fuera, empleados de sendos locales en su mayoría, observaban con un rostro mitad incomprensión mitad recochineo. Las injurias se sucedían, no paraba de hacer alusiones a los rojos, vascos y antisistema <>. El sujeto portaba una pin con la bandera de España, no es un detalle significativo en la historia (¿o sí?) pero honestamente, si tuviera un mínimo sentimiento patriótico me daría verdadera lástima que alguien así me representara.

 

 

Al principio pensé que estaba bajo efectos etílicos pero ahí está lo triste de todo esto, que eso fue al principio; tenía obvios problemas de dicción; una actitud totalmente desbocada e indigna; era incapaz de escuchar una sola palabra y unos motivos inverosímiles... alguien había hecho un inocente Ollie. Y todo eso era provocado por el odio, odio, odio... qué manera más triste de desperdiciar una vida.

0 comentarios