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Mazda RX8 II

 

En la vida uno descubre a veces cosas que sencillamente acaba deseando, la primera vez que vi un RX8 fue allá por el 2004, cuando aún iba al instituto, lo llevaba un garrulo de enciclopedia que le metió un estrujón al pasar por mi lado que casi salen los rotores volando... dicho sea de paso, por aquel entonces no tenía ni pajolera idea de lo que era una biela, un pistón, ni mucho menos un rotor. Me sonó de verlo en el Gran Turismo pero ni fu ni fa, quién quería un coche...

 

Luego llegó el carnet y mi primer coche (ver entrada nº 1). Golfero de pro mi sueño era poder conducir un R32; con su "four mousion", su V6 de 3200cc y sus 2X0cv...hasta que topé con la tracción trasera y volví a ver, año y poco después del primero, un RX8.

 

Dentro de ese renacer de frikismo cocheril que sufrí cuando me saqué el carnet era consciente de que había otros modelos más rápidos, más potentes, más mejores e incluso más bonitos para la opinión general que el Mazda...pero éste tenía algo en su estética que me atraía sobremanera, no sé qué era ni qué es, pero a día de hoy y ahora que lo poseo sigo sin saber explicar por qué me parece tan sumamente bonito en comparación con los demás. ¡Ojo! Me encantan los 3XXCi, los 350Z, los Crossfire; pero el 8 es especial.

 

 

¡Soy especial!

 

Mal momento para vender, buen momento para comprar. He estado cuatro años enamorado de mi Golf y lo vendí estando enamorado de él, pero íbamos a ser multitud y muy a mi pesar tuve que darlo como parte del pago. Llegó el día, le hago al Golf las últimas fotos antes de partir hacia el concesionario y salimos para allá. Llegamos, papeleos, cambio de llaves y resumen rápido de los cachivaches del Rx8.

 

 

Por fin es mío, me pongo cómodo; el asiento agarra (al menos a mí) pero no agobia y los reglajes eléctricos permiten conseguir una postura de conducción pistonuda salvando dos escollos, la falta de regulación en profundidad del volante y la ausencia de memorias para el asiento en plan BMW.

 

El interior está lleno de pequeños detalles que enamorarán a los que sepan apreciarlos: lucecitas para iluminar pequeños rincones, toma de 12V en la consola central (más el mechero de toda la vida) para cargar aparatejos electrónicos, huecos de todos los tamaños, portagafas...y todo está bien hecho y bien pensado.

 

Ya con el motor en marcha...

 

La situación de los pedales y su respuesta son muy buenas, hacer pie izquierdo está tirado y el punta-tacón no necesita de grandes dosis de "tacón" para poner al motor a un régimen cómodo para la transmisión... pero como siempre se puede pedir un poco más me hubiese gustado un acelerador anclado al suelo y un tacto de freno más directo, me había acostumbrado al todo o nada del Golf y el 8 tiene un tacto muy progresivo al que aún no me he hecho.

 

La respuesta del gas es siempre inmediata aunque hasta las 5000 vueltas es leve, a partir de esas 5000/6000 revoluciones varía la admisión y con ello el Renesis toma otra filosofía: la de pegarte al asiento con una sinfonía adictiva que hasta puedes localizar dentro del vano motor, justo a la derecha del pinrel. Me juego la mano de mear a que Mazda incluyó en el volante multifunción la tecla de MUTE aposta para cuando pasamos de 6000 rpm.

 

Por fin, dos semanas después de comprarlo sale un domingo soleado, buen día para lavarlo, hacerle fotos...y desconectar el DSC. Cojo mi Lowepro y la meto en el maletero, que es grande pero con la boca demasiado pequeña y vertical, ya lo he probado y es imposible meter una maleta de más de 100 litros.

 

Vamos a darle caña, pongo rumbo al camino de _____, que es un tramito hipertransitado de lunes a viernes por los estudiantes que entramos a la Politécnica por la puerta de atrás pero que los findes se halla totalmente desierto. DSC OFF y en la última curva de 90º doy gas pero tampoco demasiado que es mi primerito día, lo suficiente como para no subvirar y que la trasera intente adelantarme, contravolante a manos cruzadas, levanto gas poco a poco y el coche vuelve a ponerse recto sin latigazos de ningún tipo; voy hasta el final del tramo y repetimos; no puedo ser tan jodidamente bueno... este coche es facilísimo de conducir y extremadamente dócil.

 

 

No necesitaba nada más, estas dos últimas semanas he estado con el alma en vilo por no saber si podría sin el control de estabilidad o no, ahora que ya nos conocemos mejor puedo respirar tranquilo.

 

Mazda Rx-8

¡Por fin he cumplido mi sueño automovilístico! ¡Me he comprado un Rx-8 de esos que gastan mucho y corren poco! Pero qué delicia...

Empecemos por sus contras, que es la parte que menos tiempo me va a llevar.

A poco que busquéis en Google veréis que la mayor pega de los motores rotativos es su consumo y su consumo de aceite, este último más que una pega yo lo veo como una alternativa viable. El coche quema más aceite por la necesidad de sellar correctamente las cámaras y los vértices de los rotores, pero a parte de que no es un consumo tan exagerado como dicen las malas lenguas lo cierto es que el hecho de rellenar habitualmente el aceite (que por cierto tampoco es tan caro) hace que el motor siempre gaste aceite en buen estado, lo que es beneficioso para el motor; lo mejor viene cuando tenemos en cuenta que en un cambio de aceite de ciclo alternativo se tiran 6 litros de aceite "viejo" para cambiarlos por el nuevo en las revisiones; por lo que un motor Wankel gasta aceite porque lo quema y un motor alternativo gasta aceite porque lo tira en los cambios.

 

Sobre el consumo, bueno, en esto no hay discusión posible. Este Mazda gasta, gasta una barbaridad, sinceramente me resulta difícil por no decir imposible bajarlo de los 12 litros a los 100km en trayectos/ritmos mixtos, y eso a la baja. Para ser sinceros es lo que peor me sabe de este coche, el saber que hay otros deportivos de similar potencia que con motores de pistones hacen consumos de casi 3 litros menos a los 100 km.

 

El equipo Bose con chorrocientos altavoces y etapa de potencia suena bien pero tampoco es una maravilla, lo cierto es que si no le pides mucho, para una escucha medio-alta, se defiende bastante bien y aunque los 6x9 traseros son una gran cagada (un sub de 8" en su lugar hubiese redondeado el sistema) el altavoz central ayuda a crear una escena sonora muy buena.

 

Sobre su conducción poco malo puedo decir, y menos viniendo de un Golf TDI, sí que he notado (como apuntaban en no se qué página web) que la dirección tiende a seguir los baches de la carretera, en caminos abruptos hay que estar más pendiente de lo normal al volante.

 

Otra pega, ya de menor calibre, es que a pesar de su gran equipamiento (el mío incluye sensor de aparcamiento que es genial) le faltan algunos automatismos como el encendido automático de luces, sensor de lluvia, intermitentes "de un toque"; en cualquier caso son ausencias de poco calibre, nunca tuve ni eché en falta en el Golf nada de eso.

 

En cuanto tenga tiempo escribiré los pros...o actualizaré los contras.

Un diez para Asha.es

Tal y como prometí...

No tiene nada que ver con ASHA, pero es bonito. xD

Tras el desastre del Sigma 18-125 OS que pedí opté por un cambio en lugar de enviarlo a reparar pues el tiempo apremia y hay un viaje a EE.UU. a la vuelta de la esquina. El segundo objetivo me llegó hace aproximadamente dos semanas con la infinita mala suerte, y consiguiente mala hostia, de que la nueva unidad  presentaba el mismo problema que la anterior, un front focus de cojones. Al menos en mi cámara.

Llamé a Asha comentándoles lo que ocurría y me juraron y perjuraron que la nueva unidad había sido probada por sendos fotógrafos y que así como la anterior sí que tenía un defecto enorme esta nueva lente estaba perfectamente, pensé que tal vez se habían equivocado y me habían mandado por error el anterior objetivo, el defectuoso, pero al comprobar los números de serie vi que no era así. Pues bien, lo cierto es que confío en la tienda y sé que a ellos les conviene tanto como a mí andar con mercancía defectuosa para arriba y para abajo, y muy a mi pesar les dije que ya no me fiaba de Sigma (a todo esto se le suma el decentering de mi 10-20) y que quería devolver el objetivo; me ofrecieron cambiarlo por otro producto pero les dije que lo único que me interesaba a parte del 18-125 OS era el Canon 24-105L que cuesta tres veces más así que accedieron a devolverme las pelas.

Han tardado un poquillo en hacerlo, 2 semanas con un mail y una llamada de por medio, pero como siempre el trato ha sido excelente. Por ello tuve la deferencia de enviarles, junto con el objetivo, una carta de agradecimiento con dos fotografías de muestra (comparativa entre mi 55-250 y el Sigma 18-125) para que viesen que efectivamente el objetivo estaba mal y que no era cosa de la cámara.

Concluyendo, ayer me llegó la transferencia que pone fin a los sinvivires que me ha dado este Sigma 18-125 OS, he perdido unos 30€ en gastos de envío pero a cambio he ganado la desconfianza en Sigma, he defendido a capa y espada sus lentes ante sus homólogos de Canon pero ya no puedo hacerlo... he comprobado en mis propias carnes que si vas a por un Sigma más te vale estar cargado de tiempo y paciencia para afrontar sus más que previsibles fallos, tiempo y paciencia que no tengo ahora mismo. A parte de eso también he ganado la confianza en Asha.es, se lo han currado y auguro futuros negocios con ellos ;-).

Defectos de 400€: Sigma 18-125 OS

Defectos de 400€: Sigma 18-125 OS

Tresemes punto blogia punto com renace con cosillas sobre fotografía.

Se ha convertido en mi última y cara pasión desde que dejé de escribir aquí y abrí mi Flickr.

Los primeros artículos, muy a mi pesar, van a tratar de dos defectos que me he encontrado en sendas lentes en las que me he dejado mi mísero sueldo de estudiante: Front focus y decentering, términos en un inglés con toque pedantillo que se resumen en una expresión: Putadas de 400€.

Sigma es mundialmente conocida por dos cosas: La primera es que fabrica equipos y lentes compatibles para todas las marcas y la segunda es que la mitad de ellos no funcionan correctamente. La semana pasada me compré un Sigma 18-125 OS, un objetivo "todo terreno" que necesitaba imperiosamente por estar harto de que el 18-55 IS siempre se me quedase corto.

El bichejo en cuestión

Ligero, bonito, estabilizado y con 28-200mm equivalentes:una pasada para vagos amateurs como yo.

 

Primero hice lo que se hace con estas cosas, montarlo en la cámara y salir cinco minutos a la calle a afotar todo lo susceptible de ser afotado. Lo cierto es que no me disgustaron los resultados, mis perros posaron como sólo ellos saben hacerlo (cualquiera que visite mi galería Flickr podrá comprobarlo) y las fotos salían tan nítidas como cabría esperar, pero... ¿Realmente el objetivo lo estaba dando todo de sí?

Aquella fue una buena pregunta así que me puse a hacer lo segundo que se suele hacer con estas cosas: las pruebas de enfoque. La prueba en cuestión es bien sencilla, no hay más que coger dos objetos similares y colocar uno al lado del otro y unos 5 o 10 mm por detrás... en este caso: dos pilas; una vez hecho esto seleccionamos el punto central de enfoque de nuestra réflex por ser el más preciso, ponemos el objetivo a la máxima focal y mayor apertura, enfocamos a la pila de detrás y disparamos... ¡Click!

 

 

En este caso la pila más retrasada, a la que yo enfoqué, es la de la derecha. Veámoslo de cerca, al 100%:

 

 

¡Tachán! La pila de la izquierda sale bastante más nítida que la de la derecha. A esto, queridos y escasos lectores, se le llama front-focus, es decir, el objetivo tiende a enfocar ligeramente más cerca de lo que debería. Si hubiese sido al revés (enfoque en la pila más cercana y nitidez en la más lejana) tendríamos un caso de back-focus. Aquí la misma prueba pero con dos libros (enfocando al libro de arriba):

 

 

Al 100%

 

 

En mi caso, y si se ve en pequeñito, no es muy exagerado y la escasa abertura máxima (f/5.6) ayuda a esconder este fallo de autofoco; pero el defecto es más que evidente y no mola nada así que he decidido devolverlo a su isla natal (el objetivo lo compré vía online) para que me lo cambien por otro.

La tienda en cuestión se ha comprometido a enviar esta unidad defectuosa y la nueva a testear para cerciorarse de que el nuevo objetivo que me mande no tenga el mismo defecto, si cumple con su palabra y el próximo objetivo me llega en buen estado se va a llevar un artículo muy positivo en el blog... si me acuerdo.

La próxima entrada tratará sobre mi querido Sigma 10-20 HSM y su peculiar defecto de descentrado...

Gran Turismo...simulador sí, simulador no.

Este artículo realmente es un mensaje que iba a dejar en cierto foro a raíz de una discusión sobre el Gran Turismo y el concepto de simulador, pero cuando le di a "enviar mensaje" vi que ya habían cerrado el tema, juas. Así que lo dejo aquí por si algún día se me olvida qué opino al respecto, juas otra vez.

 

 

"El GT4 no es un simulador por muchas razones, pero tampoco es un arcade, por otro buen puñado de razones.

No es un simulador porque no hay daños, cosa que para mí no sería lo más importante porque hay otras cosas que van por delante (lo que no quita que sea su peor defecto). No es un simulador porque es un juego destinado a consola y programado para que se pueda jugar a él con un mando: "Iquierda, derecha, centro"; no hay vueltas de volante y apenas se puede dosificar el acelarador y el freno, así mismo le quedan muchas cosas por pulir como los vuelcos, que no hay, y algunos choques... etc, etc.

Todo lo anterior es perfectamente aplicable al Forza.

No es un arcade porque las físicas y al jugabilidad, dentro de las limitaciones anteriores, son bastante realistas en comparación con los verdaderos "arcade": NFSs, Burnouts, etc. Y sí, evidentemente tiene sus fallos, pegas un bote y parece que vayas a despegar. Por el contrario sí hay sensanción de cambio de pesos, dos volantazos mal dados y te vas a la puzolana... pero bueno, también se ha demostrado que las físicas tampoco son el punto fuerte del Forza, que es su rival más directo. Tampoco es un arcade porque hay muchísimas opciones de rendimiento para cada coche (aunque no son tan extensas como en el LFS o el rFactor) que afectan directamente a su comportamiento etc,etc...


Ahora con el GT5 prologue (a la espera del completo) han cambiado bastante las cosas, a simple vista parece que no pero las físicas están tremendamente mejoradas, obviando lo de los daños son impresionantes. No voy a compararlo a ciegas con el Forza 2 como hacen muchos cajeros porque, aunque sí he jugado, sólo lo he hecho en modo contrarreloj y no he podido accidentarme aposta para comprobarlo ; pero vamos, por los vídeos que he visto tampoco me parece que se distancie mucho del GT5P."

 

Por cierto, si os da por buscar en el Youtube vídeos del Forza 2 o el Gran Turismo 5 (Prologue) para comparar, buscad verdaderos "gameplays". No busquéis "Forza vs. GT5" o cosas de ése estilo porque la mayoría son vídeos editados por "Sonyers" o "Cajeros" obsesionados con justificar su compra y que no hacen más que editarlos "a su gusto" para barrer pa’ casa.

En peligro de extinción

No soy una persona a la que le guste clasificar peyorativamente a la gente por sus ideas políticas; no soy de los que llaman “facha” a todo lo que huele a derechas, ni “rojo” a su antítesis. Dicho de forma breve y explícita me cago sistemáticamente en todo lo que huela a política, no es por esnobismo, tal vez sí lo fuera en sus inicios pero no ahora.

 

Cuando uno habla, debate, discute con personas sobre este tema se da cuenta de que vivimos en un país que por desgracia sigue arrastrando secuelas y rencores desde 1936. Sí, desde luego no he descubierto nada nuevo y cualquier sarcasmo al respecto sería excusable, pero es que esas secuelas se ven tristemente proyectadas en nuestros “líderes” y en no menor medida en la sociedad; una sociedad que no vota programas políticos, no vota porque crea que eso es lo mejor para el pueblo... mentira, sí que lo hace, pero dudo que los motivos sean los correctos.

 

 

 

 

Votamos el pasado, votamos quién nos habría gustado que ganara esa puñetera guerra:


-“Lo detesto, lo odio, no me gusta hacer esto.”

-“¿El qué?”

-“Pensar en los actuales partidos demócratas como una proyección de lo que hubo”.

-“Es lo que hay, incluso se anuncia en TV, cuando hay elecciones, a los socialistas los visten de rojo, y a los peperos de azul.”

-Pues también es verdad...


Como decía, votamos lo que votaban nuestros abuelos, lo que habrían elegido sus antepasados; es evidente que significarse siempre suele tener un carácter hereditario, pero joder, ¿tan evidente?.


Sí, se hacen leyes nuevas, se toman medidas más o menos acertadas, pero ¿Por qué siempre queda ese resquemor subyacente? (Y os lo digo a los dos ¿eh?)... supongo que es porque nos conocen más de lo que nos gustaría, mientras tratamos de salvar a España de las ordas masónicas o del Fuhrer muchos problemas bastante más importantes que jugar al Risk en las urnas se quedan sin resolver (no os aburriré con una lista que todos conocemos). Ellos lo saben y picamos el anzuelo. Yo confío en que ésto se arregle cuando puedan gobernarnos personas nacidas más acá de la posguerra, hay gente que no lo cree así, pero hay que confiar en el 10%.


Dicho esto damos paso a la presentación de un personaje que yo creía extinto, un tipo de ser que 30 años de “democracia” (entre comillas por la dichosa Ley D'Hont) deberían haber apaciguado, sino eliminado. Viene a ser un sujeto al que sí merece la pena llamar facha.


No entraré en detalles, pues el sueño aprieta a las cuatro a eme. Estabamos cenando tranquilamente en un restaurante de comida rápida cuando un hombretón gordo de unos 55 años muy mal cuidados o 65 apañaos ha aparecido de la nada y ha empezado a increpar a un par de amigos míos que estaban patinando junto a mí para matar el tiempo mientras esperaban ansiosos su “kebab”. “¡Buah!, otro viejo rollero que viene a decirnos que nos metamos nuestras monturas por el extremo de nuestro aparato excretor unidireccional”-pensé-, pero cuando empezó a gritar (ladrar sería más correcto pues no se le entendía la mitad de lo que farfullaba) que eramos escoria que sólo queríamos romper la armonía que había en la calle mi pensamiento tiró de freno de mano y dio un giro de 180º: “Que una persona te diga a gritos que alguien que está esperando su comida pretende romper la (ah aah aaaaah) armonía no es normal”.


A continuación voy a deleitar a mi público, que brilla por defecto, con algunas de las perlas del individuo y que convencerán a más de uno de lo dicho dos párrafos atrás: A=Amigo V=Viejo. ()=Comentario del blogger.



A: Oiga, que yo no estoy patinando, a mí no me grite.

V: Pues si no estás patinanto para qué te metes.

A: Y si usted no está patinando por qué se mete.

V: Yo me meto porque (sonidos guturales absolutamente ininteligibles).


“Sois tan miserables que no estáis ni con el ordenador, sólo tenéis eso (el patín).”

(¿Nuestro amigo tendrá F'log? ¿sabrá programar en C++ o Java? Porque os juro que no había escuchado un comentario tan friki en lustros. Que un tío de la edad de Fraga y con un evidente problema de sobrepeso te tire en cara que hagas deporte y que no pases tu triste vida ante un ordenador da que pensar).


“Vosotros qué sois, de los de Zapatero, que con cuatro ya 'probáis”.

(Impresionante, ya se asoma el Alien, sin que nos haya dejado abrir la boca ya empieza a darle a su monologo particular un terrible cariz político, a su monólogo y a nosotros, y todo porque tengo un patín apoyado en la mesa; por otra parte me he quedado un poco roto con su comentario sobre los 4 suspensos: “A ver cómo le explico a este pobre hombre que estoy en la universidad desde hace tres años...”)


“Cuándo se ha convertido esto en tanta miseria (la patada a la sintaxis castellana está citada tal cual), ¿qué queréis? ¿Convertir esto en vuestro ghetto para vuestras movidas?.”

(Por supuesto el término “miseria” estaba inexplicablemente ligado a la etiqueta de “rojos” que nos había puesto el nacionalista de motu propio, quien, a lo tonto a lo tonto, dominaba la jerga de una forma soberbia).


“No, yo pistola no, eso tus amigos, los de la ETA y todos esos, los nacionalistas (¿cómo tú?), que sois antisistema... si estáis todos pagaos”.

(La cuestión ya estaba adquiriendo un color siniestro, no sólo se había aventurado a hacer una descripción de enciclopedia, no por acertada sino por extensa, de unas personas a quienes ni conocía, sino que además las (me) estaba acusando de simpatizar con personajes que personalmente aborrezco. Tras mis frustados intentos de iniciar algo que se pudiera asemejar a una conversación con este infraser he optado por asentir cáusticamente a todo lo que decía.)


“Me daría vergüenza ser vosotros.”

(No le culpo, a mí me daría vergüenza ser su hijo.)


La recopilación va a acabar aquí para dar paso a una descripción más acertada de la situación, la cual es dificil de explicar sin incoherencias en un medio escrito. El hombre no paraba de salivar cada vez que abría la boca, consumido por una rabia y un odio inexplicables. Una mezcla de bilis y babas se precipitaba periódicamente desde sus dientes por lo que no paraba de limpiarse de una forma totalmente repulsiva la comisura de los labios; la gente se agolpaba alrededor del escenario, los que estaban dentro de los restaurantes se reían, no sin razón, del injustificable número que estaba montando Mr. F, los que estaban fuera, empleados de sendos locales en su mayoría, observaban con un rostro mitad incomprensión mitad recochineo. Las injurias se sucedían, no paraba de hacer alusiones a los rojos, vascos y antisistema <>. El sujeto portaba una pin con la bandera de España, no es un detalle significativo en la historia (¿o sí?) pero honestamente, si tuviera un mínimo sentimiento patriótico me daría verdadera lástima que alguien así me representara.

 

 

Al principio pensé que estaba bajo efectos etílicos pero ahí está lo triste de todo esto, que eso fue al principio; tenía obvios problemas de dicción; una actitud totalmente desbocada e indigna; era incapaz de escuchar una sola palabra y unos motivos inverosímiles... alguien había hecho un inocente Ollie. Y todo eso era provocado por el odio, odio, odio... qué manera más triste de desperdiciar una vida.

Tarima de alquitrán

El frenesí oculto tras la nueva oscuridad

nos mantendrá a salvo

de la quietud.

 

Para sentir los cuerpos

rozando la indeterminación

discutiendo sobre las incontables vidas

que aparecen ante nuestros ojos.

 

Continuaremos noche a través

como un alfiler

guiado por yemas experimentadas

entre costuras vírgenes.

 

El anonimato nos mantendrá perennes

por entre la muchedumbre caduca

y nada podrá frenar nuestra escalada sinusoidal

, el cerco tomará un tono rojo mate

mientras la costa y el infinito nos bordean

en un azul claroscuro.

 

Las patrias,

si es que alguna vez existieron

en nuestro vocabulario,

se desplomarán con la certeza

de que lo prometido

es sólo el camino de ida,

sólo una ruta vinculada a nuestro destino.

Simulador de tráfico.

 

Como para dejarse algo en casa.

 

Navegando por aquí y por allá he encontrado un curiosísimo simulador de tráfico con el que podemos ver cómo se producen los atascos en cada situación: carreteras en pendiente, incorporaciones, rotondas...

En él podemos variar parámetros como la densidad de tráfico, la cortesía de los conductores, el porcentaje de camiones, la velocidad máxima...

Tampoco es que tenga ningua aplicación práctica, pero no se puede negar que es curioso.

 

Simulador de tráfico

 

Equipamiento de serie

Equipamiento de serie


Iba hoy circulando tranquilamente, doblando y desdoblando las esquinas del centro de Valencia; cambiando de y decidiendo qué carriles utilizar en cada situación a través de un tráfico medio-denso, la típica marabunta soportablemente insoportable de un viernes tarde, cuando ha venido a mi mente un tema que es ya recurrente en toda puesta a caldo del conductor medio: los intermitentes.


Mientras le daba vueltas a la cabeza, tratando de comprender, o sólo vislumbrar, qué motivos llevan a la mayoría de conductores a pasar por alto este interesante equipamiento de serie (no, en serio, estoy plenamente convencido de que si las marcas presumieran en su publicidad de que sus coches tienen intermitentes... la gente los usaría más: “Con ESP, elevalunas eléctricos, llantas de 17''... ¡e intermitentes!” ) me he dado cuenta de que éstos son como un niño malcriado que sólo es amable y comprensivo cuando busca algo a cambio; pero mientras no te necesite le vas a importar tres cojones y medio, y no estoy hablando precisamente de bajarle 3,5 huevos frescos de Alemania, estoy hablando de egoísmo...


Estoy hablando de esos personajes que hacen cambios triples, toman cruces y entran en carriles de deceleración sin señalizar su maniobra, pero que no tienen nigún problema en darle a cierta palanquita cuando necesitan, por ejemplo, un hueco para meterse en tu carril...”¡Ah!, ahora sí ¿eh, cabrón?, hace un segundo casi te trago por no poner el intermintente cuando has adelantado al autobús y ahora esperas una limosna para no meterte en el túnel”.


Al principio tenía un lema: “Si no hay intermitente no hay hueco” (que no Huecco, ese no), pero me he dado cuenta de que ésto no vale para nada porque vivimos en el país del mi, yo, conmigo... si hay intermitente habrá hueco, pero no esperes volver a ver al intermitente.

 

Otro problema inherente a la cuestión que tenemos entre manos es la propia dejadez de muchos conductores. No puedo evitarlo, cuando veo que alguien hace alguna (o, mejor dicho, no hace) suelo echarle una no-descarada mirada de reojo para ver/estudiar/clasificar al sujeto y tratar de buscar un perfil común, y, bueno... pues haber, hay de todo: mujeres despistadas, padres de familia a los que parece que todo se la traiga al pairo, “monsieurs” con carros de más de 60.000 machacantes, canis y garrulos varios que sólo piensan en hacer la ida y vuelta rápida a la C/ San Vicente, fumadores de todas las edades y géneros que van con su cigarrico al final del brazo que llevan apoyado en la ventanilla. Vamos, que el conductor que se suele cagar en los intermitentes es el propio conductor medio. Es ya una costumbre, algo que forma parte de todos como si de una rebelación masiva se tratase, una excepción que se ha convertido en norma...


Y tras mucho divagar no he hallado respuestas coherentes, lo peor, que hay gente que ya lo tiene hasta asumido: “Intermitentes... ¿para qué?... si no había nadie detrás”, pues pobre del de delante. Dicho esto, un mensaje para todos esos hijos de satán que no usan los intermitentes:

 

Si tú señalizas tu cambio de carril, tu giro a la izquierda o tu incorporación yo sé de antemano cuales son tus intenciones y actuaré en consecuencia: reduciendo mi marcha, dejándote un hueco o pasándote a toda hostia porque tengo prisa... lo que no es de recibo es que a mí me obligues a intuir o adivinar tu maniobra, no soy vidente; si te tiras encima mío sin señalizar es posible que me acabe acordándo de toda tu ascendencia.


Toda esta historia nos lleva a otro cáncer de las mantas de alquitrán y caucho... el carril derecho, y digo cáncer porque la única explicación lógica que le encuentro a que su uso brille por su ausencia es que “circular por el carril derecho provoque cardiopatías y accidentes cerebrovasculares”.

 

Resulta alarmante, casi desesperanzador, que a pesar de que todos sabemos más que de sobra que España es uno de esos países en los que se circula por la derecha el proceso de “britanización” (es decir, superpoblar los carriles central e izquierdo con los coches más lentos y dejar el derecho sólo para casos eventuales) se está agravando cada vez más; con la diferencia de que allí lo hacen por ley y aquí por gilipollas.

Sales de la ciudad para entrar el la autovía y te encuentras con que lo primero que hacen TODOS los coches es echarse en masa a los carriles más a la izquierda...¿Para qué?.


-“Para dejar que se incorporen desde otras salidas”... Mentira, la próxima salida está a tres kilómetros.


-“Porque voy adelantando”...Mitad verdad, mitad mentira, los 100 primeros metros SÍ eran un adelantamiento, si a quienes adelantas están pocos metros el uno del otro SÍ es un adelantamiento, si tu velocidad te permite adelantar a varios coches ágilmente y sin obstruir SÍ es un adelantamiento; pero amigo mío: si entre el coche al que has adelantado y el siguiente hay un hueco como un portaviones y tu velocidad es lo suficientemente baja como para que ese mismo portaviones de adelante... apártate, deja que te yo adelante tranquilamente, y luego adelantas al próximo, porque eso no es un adelantamiento, eso son ganas de tocar los huevos.

 

-“Porque me dan miedo los camiones y puede que si me toca adelantar a alguno no me dejen pasarme al otro carril”... Mira, obviando el hecho de que puedan o no haber camiones y cuántos, ¿no te has dado cuenta de que es un pez que se muerde la cola?, si todo el mundo circulara como es debido y adelantara a los camiones a su debido tiempo no haría falta que fuerais como inútiles por el carril central con un carril derecho más vacio que el depósito de un coche eléctrico. Además, si te da miedo circular detrás de un camión plantéate seriamente pasarte al transporte público.

 

-“Porque es el más seguro”...¿Seguro?, teoricamente lo más seguro sería cruzarse los carriles de 3 en 3 para mantener la trazada correcta en las curvas y no ves a nadie haciéndolo ¿verdad?, y no creo que obligar a que los más impacientes te acaben adelantando por la derecha sea lo más seguro. Me remito al punto anterior, si crees que vas más seguro por el carril central: o vas a Mach3 o deberías plantearte otras alternativas de transporte.


-“¡Porque sí!”... ¡Tu padre!, pero sí, la verdad es que ¡Porque sí! Es la única respuesta comprensible, el carril central es, se mire por donde se mire, el más cómodo: Uno, si te quedas dormido tienes 3 metros hacia un lado y 3 metros hacia el otro para despertarte; dos, no tienes que pensar en adelantar a nadie porque lo puedes hacer sin tocar el volante; tres, tampoco te tienes que preocupar por quien quiera adelantarte, el que quiera hacerlo ya lo hará por cualquiera de los dos huecos que dejas libres: “¡Ah, no!, que por la derecha está prohibido”...”¡Ah, no!, que por la izquierda hay alguien como tú haciendo un adelantamiento cuádruple a 90 km/h”; cuatro: ¡aaaasssucaaarrr!...

 

 

En fin mi querido “hamijo” espero que disfrutes de tus carriles domingueros, pero quiero que sepas, que cuando me obligues a cruzar los carriles a pares para adelantarte legalmente, o que cuando me pilles inspirado, te adelante por donde no debo y pienses: “Mira, este flipado adelantándome por la derecha”...repito, quiero que sepas que mientras dure ese instante y en lo más profundo de mi alma yo te estaré odiando más profundamente de lo que jamás podrás llegar a hacerlo tú.

Léase esto último con tono desafiante frunciendo el entrecejo y afilando los ojos.


Envaina el segundero

Envaina el segundero


Y aquí llegan las primeras despedidas del invierno
Los balanceos de mano que nunca llegan a cuajar
En ninguno de los ángulos entre las espaldas
De los despedidos

Mientras el proseguir caminando
Suena casi como teclear un manifiesto
Sobre todas aquellas nostalgias censuradas
O lo que no se debe echar de menos

 

Y a espaldas de aquellos años
Aquel césped tan concreto
Sigue estando igual de afilado
Como rencoroso por lo pronto
Que encontré otra excusa
Por la que no seguir esposado
A la papelera a la que van
Todos los gestos que sobran

Toda esta secuencia de decisiones
Ha mutado para dejarme a merced
De las ondas, me vulnera la envidia
Y un estado más allá de la niebla
Me sostiene a caballo entre
La ambición acomplejada
Y una humildad lisiada

No recordaba los días tan cortos
Pero hay algo peor
No se desde cuando no los recuerdo tan cortos
Parecen como lagunas en este meridiano
Justo cuando el tiempo se alinea en mi muñeca

Una medianoche demasiado mansa
Como ralentizada en homenaje a la memoria
Trayendo a remolque aquellas escenas
De sofás colindantes y un oxígeno dudoso
Ante la necesidad de adjetivar la sangre
De dos rostros que sollozan


El actor de papel
Los guiones de fin de semana
La brújula que nunca señalaba el norte
Escarmentada por las coincidencias

Que se apoyaron sobre bastones y conos
Para dejar que las pisadas mal guiadas
Quedaran como meras anécdotas
Grabadas en el cemento más veterano

¿Lo mejor?
Que nadie sabría decirme ahora
Si anoche soñé en blanco y negro
O si lo hice a color
O tal vez solo tropecé
Con un coma atemporal
Sumido en un espectro
Fuera de toda tabla y teoría,
Algo que no se puede retener
Más allá del presente…

El robobo de la raradio...

El robobo de la raradio...

Mi coche ha sido un fiel compañero de viaje y casi un amigo desde que lo tengo. Si bien es cierto que, como dicen algunos, los coches no son más que hierrajos con un volante, cuatro ruedas, y un dispositivo encargado de mover éstas convirtiendo un bien fósil en energía, no es menos cierto que las satisfacciones personales que te puede dar este simple "hierrajo" son infinitas. Por todo ello voy a redactar este artículo de una forma muy particular, o mejor dicho, personal.

Desde que nos conocemos, a este gran amigo lo he dejado aparcado en lugares realmente inhóspitos; casi abandonado si tenemos en cuenta algunos de los contextos: Esperarme, totalmente solo, en mitad un parking abierto, hasta las 4 de la madrugada y en uno de los peores barrios de la ciudad es sólo un ejemplo de lo mal que se lo he hecho pasar. Pues como éste, docenas de tétricos rincones hemos visitado y nunca ha ocurrido nada.

Por ello, nada ni nadie jamás me habría hecho sospechar que en la Universidad, ese lugar que visito más de 500 veces la año y que por definición me proporcionaba una cierta sensación de seguridad, iba a convertirse en el emplazamiento en el que éste amigo sería maltratado y humillado por algún infraser que, en un acto inspirado por la envidia, el egoísmo y la falta de empatía, reventó su cerradura para llevarse mi radio y mi amplificador. Sí, todo este rollo que os he contado era sólo para decir: "Me han robado la radio"...

Pero es que en mi caso, como en el de muchísima gente, no sólo te roban el equipo, te tiran por los suelos horas y horas de trabajo, noches y noches de desvelo, y, por supuesto, el dinero que tanto costó conseguir para costearlo todo. Con ello también me quitaron mi segundo y más fiel (me atrevería a decir que más que el primero) compañero de viaje: la música, mientras ese boquete siga ahí, en el salpicadero, no habrá calefacción capaz de contrarrestar lo frío que resulta el amplio habitáculo sin Editors, ni Mando Diao, ni Muse, ni The Used, ni..... en fin, a empezar de cero, o de partido infinito.

¿Ahora mismo?

¿Ahora mismo?


Cuando los tonos van evolucionando
se a prende a odiar sin odiar,
uno se sitúa en medio del pasado
esperando darse consejos
cuando nada podría ser mejor.

Las horas
son cada vez más egoístas
y ya apenas se prestan
para echar de menos.

Las horas
sólo me dejan desear
treinta segundos de indiferencia
y un balcón al otro lado del río.

Frío y nervios.


Algún día las palabras
se debieron evaporar
de no pronunciarlas

Así como el silencio
se ha desgastado
de no utilizarse

Recordemos un poco
del anterior lustro
para celebrar el inicio
del cuarto;

Con infartos imaginarios,
con cuadrículas amarillentas,
con todo lo oculto tras el humo.

Nombres y nombres
para enmascarar el dolor,
dolor por dolor,
pero al menos el artificial
es más dócil.

Un trueque de descripciones,
negociando con la mirada...
te cambio una oportunidad
por un motivo.

No se por qué
me preocupa preocuparme
pues la casi inexistente
longevidad de nuestras referencias
apenas me inquieta;
al menos no como en soledad.

Para mí no deja de ser un juego
o un mutuo acuerdo de ignorancia
seguro que para ti ni eso.

Siguiente marcha...

Siguiente marcha...

De vez en cuando una madre no puede evitar, en mitad de una conversación familiar, recordar alguna anecdota graciosa de cuado uno apenas se sostenía sobre sus cuartos traseros... es una de esas cosas que solemos llamar “cosas de madre”. En mi caso, una de estás anécdotas narraba que, de pequeño, cuando un coche explotaba o tenía un accidente en una película, yo lloraba desconsoladamente.


Supongo que así fue, más o menos, como empezó mi afición por los automóviles; al cabo de unos años mi colección de revistas del motor, “Majorettes”, “Bburagos” y “Maistos” era más que decente, aunque ahora sólo me queden de estos últimos sobre las estanterías. La razón es simple, no sólo cambié los 1:43 por la “Pleyesteision”; esa pasión automovilística pasó a un segundo plano con la llegada de los últimos cursos de la ESO y el Bachillerato (sí, soy generación Logse, pero os aseguro que mi promoción todavía discurría)... sin embargo, al acercarse la mayoría de edad sentí la necesidad vital de tener un coche a escala 1:1.


Reconózcolo, por aquel entonces sabía bastante poco de coches, poco sobre los gasolina, poco sobre el diesel, poco sobre motores, poco sobre técnicas de conducción, vamos...poco; pero las ganas de tener el carné y poder conducir por fin un coche al que poder llamar mi coche se fueron apoderando de mí. Me saqué el teórico a finales de 2004+1 y el práctico a principios de 2006, justo después de cumplir los 18; en menos de un año hice sendos cursos de conducción segura...¿Mi primer coche?... el que quería, de segunda mano y a buen precio.


Novel, 18 años...locuras, hice muchas locuras de las que por suerte no puedo decir que me arrepienta... me sirvieron para saber que he madurado lo justo e “intacto”.


Ahora conduzco igual, pero con reservas, y mucho, mucho más concienciado que antes.


No seré yo quien niege tirar y haber tirado de freno de mano en las rotondas más deslizantes de la comunidad, tampoco negaré que mis cruceros en autovía suelen ser más elevados que la media o que me gusta darme algún homenaje sobre mojado de vez en cuando... me gusta hacer todo eso, aunque no haya nadie, aunque esté solo; por y para mí, porque disfruto conduciendo. Lo malo viene cuando hay gente que confunde el disfrutar conduciendo con ver quien la tiene más grande, y es entonces cuando surgen los problemas...


Utilitarios (no diré modelos), cargados hasta la antena de garrulos o sucedáneos, pilotados por algún “hábil”conductor que zigzaguea con tesón a traves del tráfico urbano de las cerocero; pilotos que, atentando contra las normas básicas de conducción (de conducción, no de circulación), se sitúan ante el volante en una posición más propia de una playa que de un vehículo;

machos que creen tener una “tolerancia al alcohol más propia de los estibadores irlandeses”(Nick Naylor dixi) y cuyos amigos suelen acabar con una corona de flores dedicada...


¿Por qué?... A veces me hago esa misma pregunta pero a la inversa; ¿por qué yo no?...


Salgo, bebo y no conduzco o conduzco y no bebo, siento que mis responsabilidades crecen exponencialmente cuando llevo más ocupantes en el coche. No sé qué educación habré tenido en comparación con esos cernícalos; no sé que es, pero hay algo que me impulsa a no comportarme como un macaco con ruedas en cuanto tengo oportunidad; algo que me hace sentir culpable y autocrítico cuando creo que he cometido un error; algo que impide querer hacerme el “guay” cuando llevo a los amigos o a la novia en el coche...


Lo que sí sé es que ese algo responde a una pura convicción moral, no es por las multas, ni por la posible bronca, ni siquiera por mi coche... lo hago, simple y llanamente, porque creo en la conducción...