¿Ahora mismo?
Cuando los tonos van evolucionando
se a prende a odiar sin odiar,
uno se sitúa en medio del pasado
esperando darse consejos
cuando nada podría ser mejor.
Las horas
son cada vez más egoístas
y ya apenas se prestan
para echar de menos.
Las horas
sólo me dejan desear
treinta segundos de indiferencia
y un balcón al otro lado del río.
0 comentarios