El robobo de la raradio...
Mi coche ha sido un fiel compañero de viaje y casi un amigo desde que lo tengo. Si bien es cierto que, como dicen algunos, los coches no son más que hierrajos con un volante, cuatro ruedas, y un dispositivo encargado de mover éstas convirtiendo un bien fósil en energía, no es menos cierto que las satisfacciones personales que te puede dar este simple "hierrajo" son infinitas. Por todo ello voy a redactar este artículo de una forma muy particular, o mejor dicho, personal.
Desde que nos conocemos, a este gran amigo lo he dejado aparcado en lugares realmente inhóspitos; casi abandonado si tenemos en cuenta algunos de los contextos: Esperarme, totalmente solo, en mitad un parking abierto, hasta las 4 de la madrugada y en uno de los peores barrios de la ciudad es sólo un ejemplo de lo mal que se lo he hecho pasar. Pues como éste, docenas de tétricos rincones hemos visitado y nunca ha ocurrido nada.
Por ello, nada ni nadie jamás me habría hecho sospechar que en la Universidad, ese lugar que visito más de 500 veces la año y que por definición me proporcionaba una cierta sensación de seguridad, iba a convertirse en el emplazamiento en el que éste amigo sería maltratado y humillado por algún infraser que, en un acto inspirado por la envidia, el egoísmo y la falta de empatía, reventó su cerradura para llevarse mi radio y mi amplificador. Sí, todo este rollo que os he contado era sólo para decir: "Me han robado la radio"...
Pero es que en mi caso, como en el de muchísima gente, no sólo te roban el equipo, te tiran por los suelos horas y horas de trabajo, noches y noches de desvelo, y, por supuesto, el dinero que tanto costó conseguir para costearlo todo. Con ello también me quitaron mi segundo y más fiel (me atrevería a decir que más que el primero) compañero de viaje: la música, mientras ese boquete siga ahí, en el salpicadero, no habrá calefacción capaz de contrarrestar lo frío que resulta el amplio habitáculo sin Editors, ni Mando Diao, ni Muse, ni The Used, ni..... en fin, a empezar de cero, o de partido infinito.
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