Equipamiento de serie
Iba hoy circulando tranquilamente, doblando y desdoblando las esquinas del centro de Valencia; cambiando de y decidiendo qué carriles utilizar en cada situación a través de un tráfico medio-denso, la típica marabunta soportablemente insoportable de un viernes tarde, cuando ha venido a mi mente un tema que es ya recurrente en toda puesta a caldo del conductor medio: los intermitentes.
Mientras le daba vueltas a la cabeza, tratando de comprender, o sólo vislumbrar, qué motivos llevan a la mayoría de conductores a pasar por alto este interesante equipamiento de serie (no, en serio, estoy plenamente convencido de que si las marcas presumieran en su publicidad de que sus coches tienen intermitentes... la gente los usaría más: “Con ESP, elevalunas eléctricos, llantas de 17''... ¡e intermitentes!” ) me he dado cuenta de que éstos son como un niño malcriado que sólo es amable y comprensivo cuando busca algo a cambio; pero mientras no te necesite le vas a importar tres cojones y medio, y no estoy hablando precisamente de bajarle 3,5 huevos frescos de Alemania, estoy hablando de egoísmo...
Estoy hablando de esos personajes que hacen cambios triples, toman cruces y entran en carriles de deceleración sin señalizar su maniobra, pero que no tienen nigún problema en darle a cierta palanquita cuando necesitan, por ejemplo, un hueco para meterse en tu carril...”¡Ah!, ahora sí ¿eh, cabrón?, hace un segundo casi te trago por no poner el intermintente cuando has adelantado al autobús y ahora esperas una limosna para no meterte en el túnel”.
Al principio tenía un lema: “Si no hay intermitente no hay hueco” (que no Huecco, ese no), pero me he dado cuenta de que ésto no vale para nada porque vivimos en el país del mi, yo, conmigo... si hay intermitente habrá hueco, pero no esperes volver a ver al intermitente.
Otro problema inherente a la cuestión que tenemos entre manos es la propia dejadez de muchos conductores. No puedo evitarlo, cuando veo que alguien hace alguna (o, mejor dicho, no hace) suelo echarle una no-descarada mirada de reojo para ver/estudiar/clasificar al sujeto y tratar de buscar un perfil común, y, bueno... pues haber, hay de todo: mujeres despistadas, padres de familia a los que parece que todo se la traiga al pairo, “monsieurs” con carros de más de 60.000 machacantes, canis y garrulos varios que sólo piensan en hacer la ida y vuelta rápida a la C/ San Vicente, fumadores de todas las edades y géneros que van con su cigarrico al final del brazo que llevan apoyado en la ventanilla. Vamos, que el conductor que se suele cagar en los intermitentes es el propio conductor medio. Es ya una costumbre, algo que forma parte de todos como si de una rebelación masiva se tratase, una excepción que se ha convertido en norma...
Y tras mucho divagar no he hallado respuestas coherentes, lo peor, que hay gente que ya lo tiene hasta asumido: “Intermitentes... ¿para qué?... si no había nadie detrás”, pues pobre del de delante. Dicho esto, un mensaje para todos esos hijos de satán que no usan los intermitentes:
Si tú señalizas tu cambio de carril, tu giro a la izquierda o tu incorporación yo sé de antemano cuales son tus intenciones y actuaré en consecuencia: reduciendo mi marcha, dejándote un hueco o pasándote a toda hostia porque tengo prisa... lo que no es de recibo es que a mí me obligues a intuir o adivinar tu maniobra, no soy vidente; si te tiras encima mío sin señalizar es posible que me acabe acordándo de toda tu ascendencia.
Toda esta historia nos lleva a otro cáncer de las mantas de alquitrán y caucho... el carril derecho, y digo cáncer porque la única explicación lógica que le encuentro a que su uso brille por su ausencia es que “circular por el carril derecho provoque cardiopatías y accidentes cerebrovasculares”.
Resulta alarmante, casi desesperanzador, que a pesar de que todos sabemos más que de sobra que España es uno de esos países en los que se circula por la derecha el proceso de “britanización” (es decir, superpoblar los carriles central e izquierdo con los coches más lentos y dejar el derecho sólo para casos eventuales) se está agravando cada vez más; con la diferencia de que allí lo hacen por ley y aquí por gilipollas.
Sales de la ciudad para entrar el la autovía y te encuentras con que lo primero que hacen TODOS los coches es echarse en masa a los carriles más a la izquierda...¿Para qué?.
-“Para dejar que se incorporen desde otras salidas”... Mentira, la próxima salida está a tres kilómetros.
-“Porque voy adelantando”...Mitad verdad, mitad mentira, los 100 primeros metros SÍ eran un adelantamiento, si a quienes adelantas están pocos metros el uno del otro SÍ es un adelantamiento, si tu velocidad te permite adelantar a varios coches ágilmente y sin obstruir SÍ es un adelantamiento; pero amigo mío: si entre el coche al que has adelantado y el siguiente hay un hueco como un portaviones y tu velocidad es lo suficientemente baja como para que ese mismo portaviones de adelante... apártate, deja que te yo adelante tranquilamente, y luego adelantas al próximo, porque eso no es un adelantamiento, eso son ganas de tocar los huevos.
-“Porque me dan miedo los camiones y puede que si me toca adelantar a alguno no me dejen pasarme al otro carril”... Mira, obviando el hecho de que puedan o no haber camiones y cuántos, ¿no te has dado cuenta de que es un pez que se muerde la cola?, si todo el mundo circulara como es debido y adelantara a los camiones a su debido tiempo no haría falta que fuerais como inútiles por el carril central con un carril derecho más vacio que el depósito de un coche eléctrico. Además, si te da miedo circular detrás de un camión plantéate seriamente pasarte al transporte público.
-“Porque es el más seguro”...¿Seguro?, teoricamente lo más seguro sería cruzarse los carriles de 3 en 3 para mantener la trazada correcta en las curvas y no ves a nadie haciéndolo ¿verdad?, y no creo que obligar a que los más impacientes te acaben adelantando por la derecha sea lo más seguro. Me remito al punto anterior, si crees que vas más seguro por el carril central: o vas a Mach3 o deberías plantearte otras alternativas de transporte.
-“¡Porque sí!”... ¡Tu padre!, pero sí, la verdad es que ¡Porque sí! Es la única respuesta comprensible, el carril central es, se mire por donde se mire, el más cómodo: Uno, si te quedas dormido tienes 3 metros hacia un lado y 3 metros hacia el otro para despertarte; dos, no tienes que pensar en adelantar a nadie porque lo puedes hacer sin tocar el volante; tres, tampoco te tienes que preocupar por quien quiera adelantarte, el que quiera hacerlo ya lo hará por cualquiera de los dos huecos que dejas libres: “¡Ah, no!, que por la derecha está prohibido”...”¡Ah, no!, que por la izquierda hay alguien como tú haciendo un adelantamiento cuádruple a 90 km/h”; cuatro: ¡aaaasssucaaarrr!...
En fin mi querido “hamijo” espero que disfrutes de tus carriles domingueros, pero quiero que sepas, que cuando me obligues a cruzar los carriles a pares para adelantarte legalmente, o que cuando me pilles inspirado, te adelante por donde no debo y pienses: “Mira, este flipado adelantándome por la derecha”...repito, quiero que sepas que mientras dure ese instante y en lo más profundo de mi alma yo te estaré odiando más profundamente de lo que jamás podrás llegar a hacerlo tú.
Léase esto último con tono desafiante frunciendo el entrecejo y afilando los ojos.
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